- Hoy te llevaré a mi casa para presentarte a mis padres.
- ¡wow! Por fin conoceré a mis suregritos.
¡Aaa! Ni siquiera se imaginaba lo difícil que sería .Después fui al grano y sin pensar en las consecuencias le dije:
- Mi familia y yo somos adinerados.
- ¿Y?
No podía creerlo,sólo eso iba a decir.
- ¿Acaso no te molesta, no te importa?.
- ¿Crees que me interesa tu dinero?
- No lo sé.
- Tal vez no parezcamos la pareja ideal, pero en contra de lo que el mundo entero pueda pensar, tu y yo somos uno y así vamos a estar. Cuando se ama de verdad no importa la clase social. Lo único que importa es que nos amamos.
- Te amo - le dije entre lágrimas -. Pero mi madre no lo aceptará.
- Lo que digan los demás no importa nada. Todo lo vamos a superar.
Nuestra plática terminó y nos pusimos en marcha. Cuando llegamos a mi casa, los empleados nos recibieron con gran entusiasmo, pero Anacleta me miró con incertidumbre y me dijo: "Tu madre se pondrá furiosa, niña". Su comentario en vez de ayudarme me puso más nerviosa de lo que ya estaba.
Después de esperar por un largo tiempo en la sala a que mi mamá bajara de su habitación, llegó y lo primero que hizo fue despreciar a Alejadro.
- ¿Quién es este naquito?- me dijo entre gritos - lo quiero fuera de esta casa ¡te lo dije!
-Mamá por favor entiéndeme. Lo amo. No seas grosera.
- Señora, mi nombre es Alejandro. Es un placer conocerla- dijo muy amablemente como sí nada de eso le hubiera importado.
Mi mamá me puso una mirada horrible y se fue de ahí de inmediato advirtiéndome que no lo quería ver más. Alejandro me abrazó y me dijo:"no pasa nada, amor".